viernes, 29 de marzo de 2013

Sexo estudiantil.

TAMBIÉN HAY SENTIMIENTOS FUERTES CUANDO SE ESTUDIA.


La Primera Guerra Mundial me espera. Está allí apoyada sobre la mesa blanca. Se le notan sus aires de superioridad, se cree invencible. Está impaciente, esperando a que me siente en la cómoda silla giratoria negra.  Me pone las cosas difíciles y se hace la estrecha. Quiere que vaya por partes, lentamente, y yo no tengo inconvenientes con sus peticiones, tengo toda la noche. Se enfada si no le presto atención, si a veces me quedo con la mirada fija en una pared azul o en un cuadro de un caballo hecho en piedra de pizarra y entonces tengo que explicarle que estaba pensando en ella, que intento retenerla en mi mente. Mi deseo no es olvidarle. Y entonces, ella contenta con mi explicación me aclara la mente y hace que todo sea más fácil. Se deja llevar. Yo tomo las riendas, yo tomo el control y nuestra conexión fluye hasta que me agoto y mis párpados se vuelven pesados. Contenta con el progreso me permite que me vaya pero no sin antes recordarme que debo volver al día siguiente. Finalmente le contesto: "Tranquila, hasta el martes no te dejaré". 

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